En el entorno empresarial actual, tan dinámico y competitivo, ya no basta con destacar por precio o innovación. Hoy, el verdadero diferenciador —ese que impulsa un crecimiento sostenible y asegura la supervivencia a largo plazo— es la lealtad del cliente. Y no hablamos de una lealtad forzada por falta de opciones, sino de una elección consciente y reiterada, impulsada por una conexión auténtica y una experiencia memorable.